sábado, 28 de mayo de 2011

viernes, 6 de mayo de 2011

Despertar






Cuando me contaban, hace algo más de un año, que muchos ya estaban despertando, que habrían encuentros entre ellos (“llamadas”), que parte importante del proceso sería romper a veces algunos lazos, más bien ataduras, a ideas, modos de vida, trabajos, personas…creencias…Cuando me contaban que hay que darse prisa, aunque no importe que unos vayan más rápido que otros, porque al final, todos estaremos preparados…Cuando me contaban que el tiempo se acelera…Que el insomnio es parte del plan…
         Cuando escuchaba todo esto y algunos de los que así hablaban me decían que yo ya había comenzado el camino…me tocaba dentro. Muy adentro. Pero me resistía. No quería formar parte de ningún club de elegidos.
         Quizá debo explicar por qué:
Hasta los veinte años estuve completamente despierta, pero no era consciente de ello ni de lo que significaba. Luego empezaron a pasar cosas. Empezaron a romperse sueños, proyectos. Sentí el desprecio y el rechazo en propia carne, y no le encontraba el sentido. Mi vida iba inevitablemente a la deriva. Comencé a sentirme extraña, fuera de lugar, completamente sola…y huí. Me alejé de amigos y familia. Buscaba mi propia casa, pero me perdí. Me olvidé que mi casa la construyo desde dentro hacia fuera, y no al revés. Así, poco a poco, me conformé con lo que se suponía que debía ser una vida normal. Intenté formar una familia dos veces, con resultado negativo. Trabajé muy duro para conseguir una posición adecuada a mi formación. Encontré prestigio. Gané dinero. Me compré una casa. Un coche nuevo…y un buen día, todo eso que creía que era tan importante, la base de mi vida, desapareció. Mi mente fue incapaz de procesar tanto derrumbe y caí en una depresión de la que tardé años en salir.
Pero salí. Y doy gracias por todo lo que tuve que vivir. Ahora sé que era el único modo de volver a encontrar mi camino. Sé que aún me quedan muchas pruebas que superar a lo largo del paseo. Pero también se que es precisamente el paseo lo que importa. No existen metas.
Desde que volví a la vereda, he roto relaciones con personas que fueron importantísimas a lo largo de toda mi vida. Si vuelvo a retomarlas, lo haré a mi modo, y no al que se me imponga. Por contra, he recuperado el calor de un montón de gente que me echaba de menos y esperaba el momento de darme de nuevo la bienvenida…esto ha sido maravilloso, sencillamente increíble. Tengo mi propia familia, mis hijos. Por fin les siento y me sienten. Sólo me hizo falta comenzar a formar nuestro hogar desde dentro. He anulado muchos prejuicios, aunque aún me quedan otros tantos de los que deshacerme. Sigo trabajando en mis pecados: la soberbia, la ira…No dejo de buscar el sentido de mi espiritualidad. Cada día recuerdo algo y aprendo algo más. Me enamoré absolutamente de un hombre al que no puedo tocar, pero a cambio me está enseñando a practicar la paciencia, a dominar el deseo…a amar. Un hombre que hizo que todo mi cuerpo temblara en nuestro primer encuentro, algo que yo no sabía que fuera posible en mí, despertando mi piel y hasta el último de mis sentidos adormecidos.          
         Por todo esto, por mi propia experiencia, por la gente que he conocido estos dos últimos años, por los encuentros y los reencuentros, esta entrada va dedicada a todas estas personas.
Y a todas las que están en el camino, y se sienten solas, y sienten que la carga es muy pesada, que no pueden hacer frente a tanta angustia y soledad, que se creen incapaces de romper todos los moldes. No hay otro modo posible. Ningún atajo. El trabajo es duro, pero tenemos muchos motivos para la esperanza. Les ruego que no desfallezcan. Que no dejen de investigar en su propio interior, a través de las señales, de la intuición. Que busquen apoyo en los millones de personas que tratan de comunicar amor, soluciones. Que busquen en que modo plasmar su lucha.  A veces el único modo de solucionar los problemas es el enfrentamiento, y esto cada uno debe hacerlo a su modo. Cada uno tiene sus propias armas.
No está en juego solo nuestra paz interior. Está en juego la armonía de todo un planeta. Hay que dejar en el camino lo que no sirve, para dejar espacio a lo nuevo. Renacido.
Siempre he creído que las religiones son un error. Los dogmas solo son útiles para las personas que aún no han sabido encontrar su sentido de la responsabilidad. No creo en dios. Creo que cada uno ha de encontrar su propia espiritualidad, su verdad. La mía, por ahora, es que todos somos dios.
Ahora ya sé que no existe ningún club de elegidos. Solo necesitamos descubrir nuestra potencia de un modo natural y hacerle frente. Yo creo en nuestra capacidad.

Desde lo más profundo de mi alma, con todo mi amor y mi luz.

Sprinter