domingo, 20 de junio de 2010

                   
       “¿Acaso no sabéis que sois dioses?”
“Abandona la búsqueda de Dios y tómate a ti mismo como punto de partida.”



-         Y tu trabajo en el campo de la noética será un salto gigantesco hacia el futuro…
-         O hacia el pasado –replicó ella-. Los antiguos ya conocían muchas de las verdades científicas que ahora estamos redescubriendo. En cuestión de años, el hombre moderno se verá obligado a aceptar lo que ahora es impensable: nuestros cerebros podrán generar energía capaz de transformar el mundo físico. –Hizo una pausa-. Las partículas reaccionan con nuestros pensamientos…, lo que significa que nuestros pensamientos tienen el poder de cambiar el mundo.
Langdon esbozó una sonrisa.
-         Las conclusiones de mi investigación son estas – prosiguió Katherine-. Dios es algo muy real: una energía mental que lo impregna todo. Y nosotros, los seres humanos, hemos sido creados a su imagen y semejanza…
-         ¿Cómo? –la interrumpió él-. ¿Dices que hemos sido creados a imagen y semejanza de una energía mental?
-         Exactamente. Nuestros cuerpos físicos han evolucionado a través del tiempo, pero nuestra mente fue creada a imagen y semejanza de Dios. Nuestra lectura de la Biblia es demasiado literal. Decimos que Dios nos creó a su imagen, pero no es nuestro cuerpo físico lo que se parece a Dios, sino nuestra mente.
          Langdon guardó silencio, completamente absorto por la idea.
-         Ese es el gran don, Robert, y Dios está esperando a que lo comprendamos. En el mundo entero, levantamos la vista al cielo y esperamos a Dios…, sin darnos cuenta de que Él nos está esperando a nosotros. –Katherine hizo una pausa para dar tiempo a que Langdon asimilara sus palabras-. Somos creadores, pero ingenuamente asumimos el papel de “creados”. Nos vemos como corderos indefensos, manipulados y zarandeados por el Dios que nos creó. Nos arrodillamos como niños asustados y le suplicamos que nos ayude, que nos perdone y que nos conceda suerte. Pero cuando por fin entendamos que verdaderamente hemos sido creados a su imagen y semejanza, entonces empezaremos a comprender que también nosotros debemos ser creadores. Cuando entendamos eso, se abrirán todas las puertas para la realización del potencial humano.
     Langdon recordó un pasaje de la obra del filósofo Manly P. Hall que siempre lo había impresionado: “Si el infinito no hubiera deseado que el hombre fuera sabio, no le habría otorgado la facultad de conocer”. Volvió a levantar la vista para contemplar La apoteosis de Washington, el ascenso simbólico del hombre a la categoría de dios. “El creado…convertido en Creador.”
-         Lo más asombroso de todo –dijo Katherine- es que, en cuanto los humanos comencemos a explotar nuestro verdadero poder, tendremos un enorme control sobre todo nuestro mundo. Seremos capaces de diseñar la realidad, en lugar de reaccionar simplemente a sus dictados.
      Langdon bajó la mirada.
-         Creo que eso es bastante peligroso.
      Katherine pareció sorprendida e impresionada.
     -   ¡Sí, exactamente!. Si los pensamientos afectan al mundo, entonces debemos tener mucho cuidado con lo que pensamos. Los pensamientos destructivos también tienen su influencia, y todos sabemos que es más fácil destruir que crear.
Langdon pensó en todas las tradiciones que insistían en la necesidad de proteger la antigua sabiduría de aquellos que no la merecían y de compartirla únicamente con los iluminados. Pensó en el Colegio Invisible y en el gran científico Isaac Newton, que había pedido a Robert Boyle la mayor discreción respecto a su investigación secreta. “No se puede comunicar –escribió Newton en 1676- sin un daño inmenso para el mundo”.
-         Hay un aspecto interesante en todo esto –dijo Katherine-. La gran ironía es que todas las religiones del mundo, durante siglos, han instado a sus fieles a abrazar los conceptos de “fe” y “creencia”. Ahora la ciencia, que durante siglos ha tachado a la religión de superstición infundada, debe admitir que su próxima gran frontera es literalmente la ciencia de la “fe” y la “creencia”: el poder de la convicción y la intención concentradas. La misma ciencia que erosionó nuestra fe en los milagros ahora está construyendo un puente para salvar el abismo que creó.
Langdon consideró durante un buen rato sus palabras. Después, lentamente, volvió a levantar la vista hacia la Apoteosis.
-         Tengo una objeción –dijo, mirando otra vez a Katherine-. Aunque acepte por un instante, sólo por un instante, que tengo el poder de cambiar el mundo físico con la fuerza de la mente y de hacer que se manifieste todo aquello que deseo…, me temo que no encuentro nada en mi vida que me haga pensar que estoy en posesión de semejante poder.
           Ella se encogió de hombros.
-         Eso es que no has buscado con suficiente empeño.
-         ¡Vamos! Quiero una respuesta de verdad. Ésa es la respuesta de un sacerdote y yo quiero la de una científica.
-         ¿Quieres una respuesta de verdad? La tendrás. Si te doy un violín y te digo que tienes la capacidad de producir música maravillosa, no te estaré mintiendo. Es cierto que tienes esa capacidad, pero necesitarás muchísimo tiempo y esfuerzo para ponerla en práctica. Con el uso de la mente pasa lo mismo, Robert. El pensamiento bien dirigido es una habilidad que se aprende. Para materializar una intención, hace falta una concentración  con la intensidad de un láser, una visualización que abarque todos los sentidos y una fe profunda. Lo hemos demostrado en el laboratorio. Y al igual que sucede con el violín, hay gente con más talento natural que otra. Piensa en la historia. Piensa en las vidas de todos los iluminados que obraron milagros.
-         Por favor, Katherine, no me digas que de verdad crees en milagros. ¿Realmente crees en lo de transformar el agua en vino y curar a los enfermos sólo con tocarlos?
           Ella hizo una inspiración profunda y exhaló lentamente aire.
-         He visto a gente transformar células cancerosas en células sanas sólo con pensar en ellas. He visto como la mente humana puede transformar el mundo físico de mil maneras diferentes. Cuando has sido testigo de algo así, Robert, cuando esas cosas han pasado a formar parte de tu realidad, entonces creer en algunos de los milagros que aparecen en los libros es sólo cuestión de grado.
           Langdon estaba pensativo.
-         Es una manera muy estimulante de contemplar el mundo, Katherine, pero a mí me exigiría un esfuerzo de fe del que no me siento capaz. Como sabes, la fe nunca ha sido mi fuerte.
-         Entonces no pienses que es fe. Piensa sólo en cambiar de perspectiva y en aceptar que el mundo no es exactamente como lo imaginas. A lo largo de la historia, todos los grandes avances científicos comenzaron con una simple idea que amenazaba con derribar todas nuestras convicciones. Una aseveración tan sencilla como que la Tierra es redonda fue ridiculizada como algo imposible porque la mayoría de la gente pensaba que, si así hubiera sido, se habría derramado el agua de todos los océanos. El heliocentrismo fue tildado de herejía. Las mentes pequeñas siempre atacan lo que no entienden. Hay gente que crea y gente que destruye. Esa dinámica existe desde el principio de los tiempos. Pero, al final, los creadores encuentran creyentes y, cuando el número de creyentes alcanza una masa crítica, entonces el mundo se vuelve redondo, y el sistema solar, heliocéntrico. La percepción se transforma y nace una nueva realidad.
            Langdon asintió mientras sus pensamientos empezaban a divagar.
-         Tienes una expresión curiosa –le dijo ella.
-         Sí, quizá. No sé por qué, pero me estaba acordando de cuando salía por la noche con la canoa y remaba hasta el centro del lago, para tumbarme bajo las estrellas y pensar en estas cosas.
            Ella asintió porque sabía de qué hablaba Langdon.
-         Todos tenemos un recuerdo similar. Por alguna razón, tumbarse en el suelo para contemplar el cielo…abre la mente…

….
-         …Y te aseguro que si nosotros, los seres humanos, fuéramos capaces de asumir con sinceridad esa única y sencilla verdad, el mundo cambiaría de la noche a la mañana….
….Hemos demostrado científicamente que el poder de cada pensamiento humano crece exponencialmente con el número de mentes que lo comparten.
           Langdon guardó silencio mientras se preguntaba adónde querría llegar ella con esa idea.
-   Lo que intento decir es que…dos cabezas son mejor que una, pero no son el doble de buenas, sino mucho más que el doble. Cuando muchas mentes trabajan a la vez, el efecto de sus pensamientos se multiplica exponencialmente. Es el poder inherente de los grupos de oración, de los círculos de curación, de los cánticos entonados al unísono y del culto practicado en masa. La idea de la “conciencia universal” no es un vago concepto de la Nueva Era, sino una firme realidad científica. Si conseguimos controlarla y utilizarla, transformaremos el mundo. Ése es el hallazgo fundamental de la ciencia noética. ¿Y sabes algo más? Ya está pasando. Puedes sentirlo a tu alrededor. La tecnología nos está interconectando de maneras que nunca habríamos creído posibles….


          Extracto de "El símbolo perdido", Dan Brown.








domingo, 6 de junio de 2010

De Justicia y Poder



Tendemos a simplificar el sentido de los conflictos que tenemos en nuestro planeta, con argumentos geoestratégicos o económicos. Pero cuando estos conflictos se extienden a lo largo de siglos, deberíamos ahondar mucho más en la antropología, en la psicología de los pueblos, sus vicisitudes a través de la historia.
         En el reportaje que publica hoy el país sobre la visión que el ciudadano israelí tiene del problema de Palestina, Agresores, víctimas e incomprendidos, tenemos el ejemplo quizá más claro de a lo que me refiero.
Ayer oí a un corresponsal español en EEUU, alguien que conoce esa sociedad, que se relaciona con sus gentes, que puede tener una visión más o menos objetiva de sus sentimientos como nación, que la simpatía que sienten hacia los israelíes viene dada por la imagen que tienen de si mismos como pueblo. Un pueblo, que al igual que Israel, llegó no hace mucho a una tierra “prometida” que hicieron suya y en la que han avanzado hasta el punto de ser la nación más poderosa del planeta. Si a esta analogía que encuentra el americano medio con Israel, le añadimos que ambos tienen un mismo enemigo, sobre todo a raíz del 11-S, tenemos el motivo perfecto por el que ningún presidente de los EEUU podrá endurecer, ni siquiera cambiar un ápice las relaciones de estado con aquel pequeño país. Al igual que los propios israelíes, el americano medio siente que aquéllos son víctimas y no verdugos.
         Existen millones de artículos en la red sobre el sentimiento americano de predestinación: el pueblo predestinado, al igual que Israel. La providencia.
         Evidentemente no soy psicóloga, ni socióloga, ni antropóloga, pero si que soy sensible a desmenuzar las informaciones que leo, buscando el sentido de las acciones de los pueblos como tales, mucho más allá de términos matemáticos que intenten explicar todo conflicto sólo con números.
Además de las ganancias físicas (recursos naturales, industria armamentística, etc) que se puedan obtener de los conflictos bélicos, existe una base moral que viene de antaño. Independientemente del color de quien gobierne en los EEUU, el sentido de predestinación y providencia siempre está presente en mayor o menor medida, conformando sus razones de Estado.
         Y es la razón moral primero, y no los intereses, la que ata el destino de esta nación con el del “incomprendido” estado de Israel.
         Para las mentes pragmáticas y escépticas de Europa, todo esto suena muy primitivo y en ocasiones incoherente. Pero es importante entender los sentimientos de las gentes que conforman los pueblos. En absoluto trato de justificar la manera de actuar de las naciones. Mi punto de vista sobre lo que ocurre en Palestina está totalmente en oposición a lo que sienten la gran mayoría de los israelitas. Pero es, como mínimo interesante y yo diría que útil, entender donde está arraigado el odio.
El MIEDO nos hace sucumbir en nuestra vida cotidiana, haciendo que surja en nosotros un sentimiento de odio, soledad y victimismo, que suele desembocar en acciones ofensivas hacia nuestro entorno.
En nuestra vida diaria, ¿cómo solemos actuar ante un agresor? ¿Podemos en algún momento intentar comprender su agresividad, sin justificarla? Tengo más preguntas que respuestas.
Aislar a Israel sería lo justo. Merece un castigo en la misma medida de sus actos. Esa debería ser la ley. Pero los jueces no siempre ven los delitos con la misma lupa. La justicia es quizá la cualidad más subjetiva que poseemos. Y es aquí donde entra el poder. El juez más poderoso gana siempre la partida, porque puede comprar el silencio y la apatía de otros.
Desde mi espíritu optimista (utópico según algunos amigos) desearía que mis razones (y las de tantos millones de personas) ganaran alguna vez la partida al poder. Pero primero tendríamos que entender que la apatía no se nos impone. Es una elección.
La opción de compra es siempre eso, una OPCIÓN.
                                                                
                                                                                                               Sprinter