viernes, 28 de mayo de 2010

Winter



Sin ánimo de parecer sensacionalista y sin quitar ninguna importancia a todo lo que esta pasando en el mundo, hoy quería contar una triste historia con final feliz, esta trata de un encantador delfín que se encuentra en el acuario de Clearwater en Florida, al que le falta una parte imprescindible de su anatomía, su cola. Ahora tiene dos años de edad y se le ha bautizado con el nombre de Winter.





Este amiguito  perdió su cola cuando quedo atrapado en una trampa para cangrejos de las que se encuentran a lo largo de gran parte de la costa este de Florida. Cuando quedo atrapado en la fatídica trampa, el delfín que en realidad es una señorita  contaba tan solo con tres meses de edad.
Al parecer, la cuerda quedo enredada en su cola y al tirar de la trampa, la cuerda le lesiono la cola. Tras ser rescatada la herida no se recupero y la aleta se le fue cayendo pedacito a pedacito.
Las ganas de vivir y su fuerza de voluntad la motivo para seguir adelante y no verse rendida por la falta de una cola, aprendió a nadar sin ella, al parecer usando una combinación bastante extraña, pero efectiva de natación similar a la de un cocodrilo, dando fuertes oscilaciones como las de un tiburón cuando es sacado del agua.
Aunque ella se busco la vida, los investigadores han estado trabajando para mejorar la vida del delfín y han creado una posible solución para Winter. Le han fabricado una cola artificial, una prótesis  que en su interior contiene un gel que permite que no se dañe por el rozamiento la delicada piel del muñón de su cola.  Es la primera que se construye para un delfín  habrá que esperar a ver como responde Winter con su nueva cola.

No se si habéis tenido la suerte de nadar con delfines, yo personalmente es un recuerdo que tengo impreso a fuego, la sensación de paz y tranquilidad que trasmiten estos animales supera a la de cualquier animal del planeta incluyendo al ser humano, por muy mal que te vayan las cosas o muy triste que estés ellos siempre logran sacarte una sonrisa.


Damien.

Me has dejado sin palabras una vez más, Damien.
Sprinter




jueves, 27 de mayo de 2010

En blanco






Tengo una página en blanco para rellenar.
Es curioso, cuanto más se te acumula en la cabeza, cuantas más cosas tienes para poner en orden y reflexionar, más difícil resulta hablar de algo concreto.
Supongo que el truco estaría en ir poniendo cada tema, de uno en uno, con una etiqueta bien visible, como una biblioteca…¿por orden alfabético?
Amor, dinero, salud, trabajo, a grandes rasgos, y luego hacer índices…a ver en que tomo colocamos cada idea concreta…Lo que ocurre es que está todo tan relacionado…sin lo uno no hay lo otro y si aquello no funciona, lo de más allá se tambalea. Y luego, claro, está nuestro estado de ánimo…Imposible establecer un orden de prioridades estándar. Todo depende del día. No de cómo nos levantemos, más bien de con quien o que nos encontremos. Aunque, bien, ahora que lo pienso, el quien o el que no se mira siempre de la misma forma.
Va a ser que si es importante con que pie nos levantemos.
A veces escribo por inspiración, otras para provocar a las musas.
A veces funciona, a veces no.
A veces no encuentro todas las respuestas, como hoy.










sábado, 15 de mayo de 2010



...Y cuando se hizo grande, su padre le dijo:
-Hijo mío, no todos nacen con alas. Y si bien es cierto que no tienes obligación de volar, opino que sería penoso que te limitaras a caminar teniendo las alas que el buen Dios te ha dado.



-Pero yo no sé volar  contestó el hijo.



-Ven  dijo el padre.
Lo tomó de la mano y caminando lo llevó al borde del abismo en la montaña.
-Ves hijo, este es el vacío. Cuando quieras podrás volar. Sólo debes pararte aquí, respirar profundo, y saltar al abismo. Una vez en el aire extenderás las alas y volarás...
El hijo dudó.
-¿Y si me caigo?
-Aunque te caigas no morirás, sólo algunos machucones que te harán más fuerte para el siguiente intento –contestó el padre.
El hijo volvió al pueblo, a sus amigos, a sus pares, a sus compañeros con los que había caminado toda su vida.
Los más pequeños de mente dijeron:
-¿Estás loco?
-¿Para qué?
-Tu padre está delirando...
-¿Qué vas a buscar volando?
-¿Por qué no te dejas de pavadas?
-Y además, ¿quién lo necesita?
Los más lúcidos también sentían miedo:
-¿Será cierto?
-¿No será peligroso?
-¿Por qué no empiezas despacio?
-En todo caso, prueba a tirarte desde una escalera…o desde la copa de un árbol, pero... ¿desde la cima?
El joven escuchó el consejo de quienes lo querían.
Subió a la copa de un árbol y con coraje saltó...
Desplegó sus alas.
Las agitó en el aire con todas sus fuerzas... pero igual... se precipitó a tierra...
Con un gran chichón en la frente se cruzó con su padre:
Me mentiste! No puedo volar. Probé, y ¡mira el golpe que me di! No soy como tú. Mis alas son de adorno...  lloriqueó.
-Hijo mío  dijo el padre  Para volar hay que crear el espacio de aire libre necesario para que las alas se desplieguen. Es como tirarse en un paracaídas... necesitas cierta altura antes de saltar.

Para aprender a volar siempre hay que empezar corriendo un riesgo.
Si uno no quiere correr riesgos, lo mejor será resignarse y seguir caminando como siempre.

Jorge Bucay


viernes, 14 de mayo de 2010

Reto










No hace mucho tiempo, tuve una apasionante discusión con unos amigos acerca de la nueva conciencia, y de los cambios que supuestamente están teniendo lugar en nuestro planeta, tanto a nivel físico como espiritual. Ellos proponían, que no era tanto la base científica la que apoyaba la veracidad de estos cambios, como las ganas y el ahínco de muchas personas que realmente quieren que algo cambie. Y ahora yo me pregunto ¿ y que más da como comience el cambio? ¿acaso no han empezado todas las revoluciones sociales sobre la base del deseo y la voluntad?.
Algunos recurren a las leyendas y mitos (de esto hay mucho sobre las razas extraterrestres). Leyendas y mitos que no vienen del pasado. Otros inventan términos para definir los hipotéticos cambios que se llevan produciendo en el ser humano desde hace algún tiempo (niños índigo, cristal). Filósofos de todas clases. Filosofías antiguas rescatadas para occidente…Y también hay científicos (astrónomos, matemáticos, economistas) que investigan nuestra sociedad, nuestro planeta y nuestro universo a través de la filosofía. Es decir, no se trata de confirmar que la tierra gira alrededor del sol, sino de preguntarnos en que modo esto nos afecta. No se trata solo de encontrar soluciones prácticas a nuestras necesidades, sino de averiguar de qué modo, todo lo que aprendemos, nos pueda servir para sostener nuestro mundo por algún tiempo. Con humildad, respeto.
Interrelaciones.
Acabo de leer un artículo sobre los rayos gamma. El título del artículo trata de atraer nuestra atención de la manera más fácil: catastrofismo. Pero si uno ignora los titulares y continúa leyendo, topa con una nueva teoría sobre las extinciones de especies animales acaecidas en nuestro planeta. “Hace unos 440.000 millones de años desaparecieron un tercio de todas las especies… Según una teoría postulada por Adrian L. Melott, astrónomo de la Universidad de Kansas, ésta fue causada por una andanada de rayos gamma. Una supernova explotó a 10.000 años luz de la Tierra, destruyendo la química atmosférica de nuestro planeta y la capa de ozono, permitiendo así el paso de la radiación ultravioleta procedente del Sol. A ello seguiría una edad de hielo que duraría más de medio millón de años”.
Continúa el artículo explicándonos como los físicos R. Muller y R. Rohde, después de estudiar los últimos 500 millones de años de biodiversidad y extinciones masivas, han llegado a la conclusión de que éstas siguen un patrón cíclico: se produciría una cada 62 (+-3) millones de años. Barajan nada menos que 14 hipótesis diferentes para justificar estos ciclos. Aunque ninguna de estas hipótesis, que son de tipo cosmológico o de origen terrestre, les resulta concluyente, apuestan porque la respuesta está “ahí fuera”.
“Sin embargo, según M.V.Medvedev y A.L Melott, de la universidad de Kansas, sí hay un patrón que podría explicar este ciclo: se trataría de las oscilaciones de nuestro sistema solar con respecto al plano galáctico. El sol oscila con respecto al plano galáctico con una periodicidad de 63.6 millones de años. De tal forma que, mientras estamos más alineados con el plano galáctico, el apantallamiento del campo magnético de la galaxia nos protegería, pero cuando asomamos mucho, nos expondríamos a violentas radiaciones cósmicas”.
Nos propone entonces el autor de este artículo una reflexión: del mismo modo que la tierra da vueltas alrededor del sol, y tenemos así nuestras estaciones, nuestro sistema solar hace lo mismo alrededor de nuestra galaxia. “¿Y si tambien el sistema solar, en su conjunto, sufriese sus propios cambios de estación?....sería entonces como un barco atravesando una tempestad...pero de proporciones cósmicas”. Los rayos gamma serían para nuestro sistema solar, como las tormentas solares son para nuestro planeta.
No puedo más que maravillarme por la simplicidad de mi conclusión final. Jamás he creído que la vida fuera un milagro. Y quizá por eso me siento tranquila. Todo es cíclico. Igual que la vida tal y como la conocemos, ha sido posible en nuestro planeta, lo es en cualquier otro punto de este universo infinito. En otro tiempo, en otro espacio, cuando nuestra raza, nuestro planeta o nuestro sol sea alcanzado por la increíble energía de estos rayos, cuando la muerte de una estrella acelere la vida en otra, el universo seguirá estando vivo.
¿No tenemos ya suficientes respuestas como para entender que somos una ínfima parte de un ciclo? ¿Qué hagamos lo que hagamos éste seguirá su curso? Algunas culturas aún conservan este sentido ancestral sobre la relación del hombre con nuestra Tierra y el Universo. En la nuestra, en la que la espiritualidad fue desbancada por la tecnología y el progreso material, cada uno de nosotros tiene el deber de promover cuantos cambios sean necesarios para que nuestras conciencias consigan equilibrar ambos terrenos. En mi modesta opinión, no se trata de volver a los orígenes, ni de creer en milagros, ni de realimentar el escepticismo, ni de desacreditar el espiritualismo, sino de buscar el modo en que ciencia y filosofía, mente y espíritu se complementen. Es nuestra responsabilidad y nuestro reto encontrar el equilibrio.




Sprinter

Este escrito también está publicado en http://esclavosdenuestraspalabras.blogspot.com/

jueves, 13 de mayo de 2010

SAWABONA es un saludo usado en el sur de Africa y quiere decir:
“Yo te respeto, yo te valoro y tú eres importante para mí”.
Como respuesta, las personas dicen SHIKOBA, que quiere decir:
“Entonces yo existo para ti”.







No es solo el avance tecnológico lo que marcó el inicio de este milenio. Las relaciones afectivas también están pasando por profundas transformaciones y revolucionando el concepto de Amor. Lo que se busca hoy es una relación compatible con los tiempos modernos, en la que exista individualidad, respeto, alegría y placer por estar juntos, y no una relación de dependencia, en la que uno responsabiliza al otro de su bienestar.




         La idea de que una persona sea el remedio para nuestra felicidad, que nació con el romanticismo, está llamada a desaparecer en este inicio de siglo. El amor romántico parte de la primicia de que somos una parte y necesitamos encontrar nuestra otra mitad para sentirnos completos.
         Muchas veces ocurre hasta un proceso de despersonalización que históricamente ha alcanzado más a la mujer: ella abandona sus características para amalgamarse al proyecto masculino. La teoría de la unión entre opuestos también viene de esta raiz: el otro tiene que saber hacer lo que yo no sé. Si soy manso, ella debe ser agresiva, y así, todo lo demás. Una idea práctica de supervivencia, y poco romántica, por más señas.
         La palabra de orden de este siglo es ASOCIACIÓN. Estamos cambiando el amor de necesidad por el amor de deseo: me gusta y deseo la compañía, pero no la necesito, lo que es muy diferente.
         Con el avance tecnológico, que exige más tiempo individual, las personas están perdiendo el miedo a estar solas y aprendiendo a vivir mejor consigo mismas. Están comenzando a darse cuenta que se sienten parte, pero son enteras. El otro, con el cual se establece un vínculo, también se siente una parte. No es el príncipe o salvador de ninguna cosa. Es solamente un compañero de viaje.
         El hombre es un animal que va cambiando el mundo, y después tiene que irse reciclando para adaptarse al mundo que fabricó.
         Estamos entrando en la era de la individualidad, que no tiene nada que ver con el egoismo. El egoista no tiene energía propia; él se alimenta de la energía de los demás, sea financiera o moral.
         La nueva forma de amor, o más amor, tiene nuevo aspecto y significado. Apunta a la aproximación de dos enteros, y no a la unión de dos mitades. Y ella es solo posible para aquellos que consiguieron trabajar su individualidad. Cuanto más capaz sea el individuo de vivir solo, más preparado estará para vivir una relación afectiva.
         La soledad es buena. Estar solo no es vergonzoso. Al contrario, da dignidad a la persona. Las buenas relaciones afectivas son óptimas. Son muy parecidas con estar solo. Nadie exige nada de nadie, y ambos crecen. Relaciones de dominación y de concesiones exageradas son cosas del siglo pasado.
         Cada cerebro es único. Nuestro modo de pensar y actuar no sirve de referencia para evaluar a nadie. Muchas veces pensamos que el otro es nuestra alma gemela y, en verdad, lo que hacemos es inventarlo a nuestro gusto.
         Todas las personas deberían estar solas de vez en cuando para establecer un diálogo interno y descubrir su fuerza personal. En la soledad, el individuo entiende que la armonía y la paz de espíritu solo se pueden encontrar dentro uno mismo, y no a partir de los demás. Al percibir esto, uno se vuelve menos crítico y más comprensivo con las diferencias, respetando la forma de ser de cada uno.
         El amor de dos personas enteras es el bien más saludable. En este tipo de unión está el abrigo, el placer de la compañía y el respeto por el ser amado.
         No siempre es suficiente ser perdonado por alguien. Algunas veces hay que aprender a perdonarse a si mismo…
                       
Flavio Gikovate, psicoterapeuta